¿Cuál es la esencia de la que nos habla el Eneagrama?

Si has emprendido el camino de la espiritualidad profunda y del autoconocimiento, seguramente te has encontrado con esta palabra: “esencia”.

Pero… ¿qué es? ¿Cómo podemos reconocerla en nosotros?

 Uno de los métodos para reconectar con la esencia (y, sin dudas, nuestro favorito por el gran impacto que ha tenido en nuestra vida) es el Eneagrama.

El símbolo del Eneagrama en un pizarrón
El símbolo del Eneagrama construido sobre la tierra

Si no conoces de Eneagrama te recomendamos primero leer:

¿Qué es el Eneagrama?

Diferentes visiones

Las definiciones de la esencia, desde el Eneagrama, pueden ser distintas según la escuela o visión de la cual se trate. 

En una posición psicológica, nos hablan de que la esencia es la virtud opuesta a la pasión y fijación de la persona. 

Desde un punto de vista religioso, nos dicen que la esencia es el alma o la chispa divina que tiene todo ser y que el ego la lleva al pecado. 

Una mirada desde el mundo del trabajo, nos diría que la esencia son los talentos o dones que tenemos para llevar a cabo nuestros propósitos de vida y que necesitamos encontrarlos para desarrollarnos plenamente. 

Y, desde una visión filosófica, la esencia es nuestro ser, aquello que hace que seamos una cosa y no otra, únicos y a su vez parte de un todo, un microcosmos en el macrocosmos.

Seguramente estás pensando… pero ¿cuál es la “verdadera”?

No podemos adueñarnos de la verdad (¡nadie debería!). Si decimos que una mirada es la verdad absoluta e irrefutable, caemos en un dogma rígido, sin posibilidad de crecimiento.

No obstante, sí podemos brindar nuestro aporte, que te lo compartiremos en este artículo. 

Ante todo, nuestra intención es ofrecer un marco teórico para el encuentro amoroso y sincero con uno mismo y con nuestros dones, para el crecimiento personal y espiritual.

Nos interesa conocer diferentes ideas y miradas, ya que creemos que eso nos enriquece, así que si deseas, debajo de este artículo puedes dejar tu comentario.

¿Cuál es nuestra visión?

Nosotros hemos optado por la mirada filosófica, ya que entendemos es la más amplia y abarcativa, haciendo las siguientes distinciones entre esencia, atributo de la personalidad y eneatipo:

Esencia

La esencia es una fuente de energía luminosa que está en nuestro interior.

Es como un diamante con nueve caras con total pureza, que se nos otorga en el momento de la concepción y que se encuentra apoyado en una de esas caras, su base

Para nosotros, la esencia nos acompaña inmutable durante toda la vida y su luz es inalterable. Sin embargo, se va cubriendo por capas creadas por nuestra personalidad y es necesario volver a ella para liberarnos y desarrollar nuestro potencial. Es decir, necesitamos pulir las nueve caras de ese diamante.

Como ese diamante está apoyado en una de sus nueve caras, nuestras actitudes partirán predominantemente desde esa cara o faceta.

Atributos de la personalidad

Podríamos decir que nuestras percepciones de la realidad en las distintas instancias de nuestra vida:

  • en el útero materno, la relación con el estado de nuestra madre y el medio en la que ella vive
  • el posterior  nacimiento, la familia y cultura que nos recibe
  • nuestras relaciones vinculares, situaciones que se nos presentan
  • las creencias, mandatos, etc.

hacen que mediante el ego desarrollemos mecanismos dirigidos a nuestra  defensa, posicionamiento y/o adaptación, conformándose así nuestra personalidad.

La personalidad está formada por nueve energías que interactúan en permanente movimiento. Son los atributos que están disponibles para relacionarnos con nosotros mismos y con el medio que nos circuanda.

Volviendo a la metáfora del diamante, cuando aparece el ego y vamos formando la personalidad, en cada cara de ese diamante se le suman las sombras derivadas de los miedos esenciales y sus correspondientes deseos esenciales compensatorios, constituyéndose los atributos de la personalidad.

Entonces… ¿qué es la personalidad?

Personalidad

La palabra personalidad proviene del griego antiguo “prósopon” (πρόσωπον) y su derivación al latín «personare», nombre que se les daba a los mascarones utilizados en el teatro que mostraban las facciones del personaje que se representaba y a la vez propalaban las voces a través de una especie de tubo en forma de embudo que hacía las veces de megáfono.

La personalidad, entonces, muestra los distintos «personajes» que asumimos en la vida, es decir, cómo nos mostramos y cómo sonamos

Es el conjunto de los nueve atributos que se encuentran en permanente movimiento y que los utilizamos o no, de diversas maneras, según las situaciones de vida, los roles que desempeñamos, etc.

La personalidad está en permanente modificación y cambio, pero no tiene la capacidad de modificar nuestra esencia, nuestra riqueza interior. Puede llegar a “empañarla” y hasta «ocultarla», y está en nosotros predisponernos a “pulir” nuestro interior, logrando mayor transparencia y luminosidad.

¿Es la personalidad algo negativo?

¡No! Esto no significa que la personalidad sea mala, ya que justamente nos ayuda a enfrentarnos a la vida. Lo importante es no confundirla con nuestra esencia.

El problema surge cuando nos quedamos limitados por los dictados de nuestro ego, y nos dirige la vida. Por eso es importante reconocer las sombras de los atributos de nuestra personalidad mediante nuestro observador interno y así alimentar nuestra conciencia.

Cuando hacemos este trabajo, comenzamos a vislumbrar nuestra esencia que, como dijimos, está conectada con los atributos de nuestra personalidad a través de su luz. Es nuestra casa a la cual necesitamos retornar para reconocer nuestras capacidades y propósitos, sentir nuestro valor y ofrecer nuestro aporte al universo.

Cuando advertimos que, en el fondo, en nuestro interior, somos únicos y a la vez somos partes de un todo, resonamos con lo más luminoso de nuestro «diamante interior», y a la vez que nos conectamos con nuestros dones, nos abrimos a entender y aprender de los dones de los demás.

Foto de amigos abrazados, vistos desde espaldas, se encuentran frente al sol en un atardecer

Observar la dinámica de nuestra personalidad, por su parte, nos da muchísima información valiosa para cada instante de nuestra vida, ya que nos permite tomar decisiones más conscientes.

Obtener nuestro mapa personal  del Eneagrama es como si a nuestra energía, que es dinámica y siempre en movimiento, le sacaramos una foto, una «instantánea»… 

Ejemplo mapa personal
Imagen que arroja nuestra planilla de auto-observación y nuestra app Eneagramap. El gráfico en verde, diseñado por EneaUnyDos muestra la «Isla del Ser»
¿Por qué sacar esta “foto” de nuestra energía actual?

Porque al reconocer nuestras actitudes, podemos comenzar a reflexionar si es necesario incorporar nuevos hábitos que nos lleven a una vida más virtuosa (es imposible esperar cambios si siempre hacemos lo mismo).

Nuestros mecanismos de defensa del ego intentarán justificar esas actitudes que observamos o, por el contrario, emitir un juicio sobre nuestra manera de actuar.

El juicio y la justificación nos paralizan y estancan. Por el contrario, se trata de observar, aceptar y dejar ir; observar, aceptar y dejar ir…

De esa manera, los circuitos de nuestra energía obtienen nuevas conexiones más conscientes.

No obstante, no es posible esperar cambios bruscos, ni inmediatos, las conductas repetitivas son muy difíciles de erradicar. Aunque sean pequeños y hasta casi imperceptibles, ¡adelante!, que la energía se encauza mejor.

 ¿Y quién toma la foto?

¡Nosotros mismos! Sí, como una selfie (hacia adendro), no con la cámara frontal… 

Puedes obtener tu mapa personal actual a través de nuestra aplicación gratuita Eneagramapp, o también a través de una planilla Excel, que te aportamos si nos envías un correo solicitándola a info@eneaunydos.com.ar

Ambas cuentan con 108 afirmaciones.

Este método nos invita a pensar cómo resonamos predominantemente. De allí podremos preguntarnos, por ejemplo:

¿Estoy muy auto-exigente? ¿Me apasiona la libertad y la creatividad? ¿Estoy muy dependiente de la aprobación ajena? ¿Me motivo cuando quiero mi desarrollo personal? ¿Me gusta alegrar a los demás? ¿Necesito activarme?, ¿Siento estrés o angustia? ¿Tengo temor a lo que puedan pensar de mi?, ¿Creo que nadie me comprende? etc., etc.

El Eneagrama y su dinámica nos apoya en el diagnóstico sobre el estado de nuestra personalidad y desde allí la búsqueda de la armonía personal y vincular.

Trabaja con los atributos más desarrollados, para no caer en sus sombras, nos ayuda a desarrollar las capacidades de los atributos que no están tan presentes en nuestras actitudes, y equilibra las conexiones entre todos los atributos entre sí, permitiéndonos comprender nuestras motivaciones más profundas y como dirigirnos hacia nuestro desarrollo con mayor plenitud. 

De esta forma, empezamos a valorar nuestras capacidades, detectamos nuestras necesidades y podemos expresarnos de nuevas maneras, más dirigidas a nuestra armonía y crecimiento personal.

Y no se trata de llegar a resultados o metas, sino a caminar la vida de una manera más sana y coherente.

Eneatipo

Los eneatipos son las descripciones teóricas de las características propias de cada uno de los nueve arquetipos del Eneagrama.

Un eneatipo describe los miedos y deseos compensatorios que son generados por el ego como mecanismos de defensa, posicionamiento o adaptación y las luces y sombras del arquetipo,.

El Eneagrama es una figura de 9 puntos

¿Por qué decimos que el eneatipo nos conecta con la esencia, y no sólo con el ego?

Después de años atendiendo lecturas y brindando cursos, trabajando con familias y empresas, entendemos que es importante reconocer esa parte luminosa y valiosa de nuestra esencia, a través de los eneatipos del Eneagrama. 

Pongamos un ejemplo teórico simplificado:

Una familia donde el padre tiene eneatipo UNO (E1) y su hija  eneatipo CUATRO (E4).

Él, con su estructura, quiere que ella se comporte como E1, por lo que genera grandes conflictos en su relación.

Las personas E4 necesitan, ante todo, ser libres, sin que nadie las “ordene” o “guíe” diciéndoles cómo “deberían ser”. 

Con su capacidad especial para observarse a sí mismas, pueden descubrir qué desean, y dirigirse a sus propósitos de vida.

Justamente esta dirección la encuentran asumiendo el atributo UNO (A1) de su personalidad, que, tomándolo desde su libertad, las ordena hacia sus propios objetivos.

Pero cuando ceden su libertad para complacer, por ejemplo a este padre E1, las personas E4 toman de su A1 la autoexigencia, compiten contra sí mismas y jamás están conformes con su vida, sufriendo una fuerte emocionalidad negativa.

Entonces… ¿Cómo mejorar la relación entre elllos?

Este padre E1, si desea lo mejor para su hija E4, necesita reconocer y alentar lo valioso (luz) del E4, y aprender de esas diferencias con su personalidad que lo enriquecen, más que separarlo o distanciarlo de su hija.

El padre E1, en lugar de tomar la angustia de su atributo CUATRO (A4), puede aprender a hacer introspección, desarrollar la creatividad, la flexibilidad y la libertad, propios del E4 de su hija, tomándola como modelo para no quedarse en los detalles desde su mirada crítica, correctiva y juzgadora, perdiendo de vista lo importante en la vida, por ejemplo, una relación sana y constructiva entre ellos.

Por su parte, la hija E4 puede comprender la energía de su padre E1, aprendiendo a conectarse con sus propósitos personales mediante un enfoque práctico de la realidad, sin cargas emocionales y la ordenándose hacia su objetivos que le permitan su desarrollo. 

De esta manera, como fruto del trabajo con el Eneagrama en ambos, pueden comenzar a respetarse, comprenderse y crecer en su relación e individualmente.

Las motivaciones, decisiones y elecciones de cada uno pueden ser distintas, pero no por eso, incorrectas.

Ambos no van a dejar de tener que trabajar con sus egos, pero ya reconocen esas diferencias que los completan y complementan.

Para cerrar, aportamos algo que aprendimos en nuestras investigaciones mientras encontrábamos la relación entre los números cualitativos de Pitágoras con los atributos del Eneagrama:

Cuando hay conflictos interpersonales, el problema no está en UNO (yo), ni en DOS (el otro), está en TRES (la manera en que nos estamos relacionando), por eso es fundamental el respeto y la integración de las diferencias.