Por Mariela Ceresoli – Alumna de Eneagrama Extensivo Nivel 1 de Córdoba – 2013
Curso dictado por EneaUNYDOS en 9 sábados por la mañana
Levantarse temprano un sábado es, indudablemente, un sacrificio considerable, pero, haciendo eco de “El Principito”, sabiendo que estaba el curso de Eneagrama el sábado, empezaba a ser feliz desde el miércoles.
Durante dos meses y medio el sábado a la mañana se convirtió en una fuente de energía para crecer durante la semana y el espacio donde me tomaba el break más rico del mundo. Ahora que termina el curso… ¿Qué voy a hacer los sábados?
Toco la campanita* y pienso que podría:
Ordenar mi casa, revisar mis actividades y planificarlas un poco mejor, establecer prioridades, observar cuál es el sentido de todo lo que hago. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para encontrar mi ideal y misión en la vida.
Tal vez cocinar algo rico e invitar a comer a alguien que hace mucho que no veo, o ver cuál es el próximo cumpleaños y pensar el regalo. Ver cuándo fue la última vez que dije “TE QUIERO MUCHO” a mis seres queridos. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para compartir mis sentimientos y amar.
¡Revisar esa lista de cosas para hacer que escribí alguna vez! Que involucraba metas tanto materiales como personales para alcanzar y que no sé muy bien por qué postergué. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para ponerme en acción, realizar y lograr.
O bien, cantar una canción, retomar pintura o teatro, personalizar un ambiente, volver a escribir, inventar un postre; ver cómo hago más bella mi vida con un toque personal. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para mirarme a mí misma, conectarme con lo que siento y crear.
Podría levantarme y con unos mates de por medio, echar un vistazo a mi vida, a mi realidad, desde el amor pero con verdad. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para observar mi realidad, reflexionar, y aceptarla, para que mi crecimiento sea auténtico.
Organizar un día al aire libre con mi familia, ver a los abuelos, salir a jugar con los chicos, colaborar mejor en mis ámbitos, hacerme cargo de una parte, acompañar a un amigo. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para comprometerme con los demás y acompañarlos.
Quizás duerma hasta más tarde saboreando el trabajo realizado, me relaje un poco y empiece a gustar del lado bello de todo lo que me rodea. Me propondré no tomarme las cosas tan “a la tremenda”. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para disfrutar de la vida.
También podría tener esa conversación de una vez, decirle “basta” a esa situación, tomar las riendas y hacer lo que tengo que hacer. Cerrar esa puerta y abrir aquella. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para poner límites, decidir y ser digna de mí.
Detenerme un momento, sólo un momento y sentir que mi esencia es valiosa, muy valiosa; que es mía y a la vez del universo. Que es importante por simplemente SER y que todo se armoniza y se ordena en función de lo que soy y por eso es vital descubrirme y estar en mí. Porque si hay un tiempo, es un buen tiempo para estar en paz.
Podría hacer todas estas cosas, pero… acabo de darme cuenta que no tendré libres los sábados a la mañana… ¡TENDRÉ TODA LA VIDA!
* Cada sábado luego del break, tocábamos una campanita para llamar a todos y retomar la clase. Mariela aquí refiere a la campanita, sonido que la despierta a salir de la pasividad para prestar atención y conciencia a lo que desea hacer.