Mago de Oz: mito y eneagrama

¿Se acuerdan de la historia?

Dorothy es una niña de Kansas. Una persona reconocible, cercana, normal, de un pueblo no tan importante, una persona como vos, como nosotros.

Ella vive en un mundo gris (la película lo retrata con sus imágenes iniciales en blanco y negro). Es un mundo donde nada la sorprende, donde ha perdido las ilusiones.

De repente, un tornado impacta en su vida. Los vientos huracanados la llevan volando, y aparece en un país que desconoce. En este lugar todo es distinto a lo conocido… y a la vez, no tan distinto.

Es tal vez una situación límite, o la duda sobre sus creencias, o las ganas de recuperar su asombro lo que la sacan del gris y la trasladan a un lugar lleno de colores…

Pero allí Dorothy quiere algo muy claro: volver a su casa.

Para el retorno, una bruja le dice que hay un camino de baldosas amarillas que la llevará al gran Castillo Esmeralda. Allí, continúa,  encontrará un mago que todo lo puede, que todo soluciona… por eso él le permitirá regresar.

Es la metáfora del camino hacia un «maestro salvador»,  de un ídolo o de una religión maravillosa que nos “rescata”.

En el camino

Cuando Dorothy emprende ese camino creyendo en lo que le dice la bruja, se encuentra con el Espantapájaros. Como éste se queja de no tener cerebro, ella le dice que existe un mago todopoderoso que se lo dará. Así que continúan juntos el camino.

Luego se encuentra con el Hombre de Hojalata. Él dice: “sufro, porque no tengo corazón”. Es así que también lo invitan a ver al mago, que seguramente le dará un corazón. El Hombre de Hojalata se suma al caminar.

Y más adelante también se encuentra con el León Cobarde, inocente, desanimado… Dorothy le dice que los acompañe, ya que el mago lo activará, le dará valor y fuerza.

Aquí están los tres centros operativos de los cuales nos habla el Eneagrama: el centro de la MENTE, el del CORAZÓN y el VISCERAL.

Juntos forman el triángulo de la conciencia: pensar – sentir – actuar.

El triángulo de la conciencia: pensar, sentir y actuar

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El darse cuenta

Cuando llegan al Castillo Esmeralda, se encuentran con un castillo común y corriente. Enseguida les mandan ponerse unos anteojos para que vean todo de color verde esmeralda…  metáfora que nos muestra que el mundo hay quienes te ponen “anteojos” para que veas las cosas como ellos quieren.

Entonces aparece al mago, lleno de luces de colores y animaciones. ¿Será real, o tan sólo apariencias? Enseguida ellos le piden sus deseos. Éste les contesta que para concedérselos, deben hacer algo por él: deben matar a la bruja.

“Y…, si lo pide el mago…, habrá que hacerlo…”, pensaron.

Así es como matan a la bruja y vuelven nuevamente a pedirle sus deseos al mago.

Pero llega la “develación”: se cae el velo que oculta la verdad…

El mago de Oz no es un mago, es un titiritero que hace animaciones en 3D. Todo es una mentira, él es igual a cualquier otra persona y, en realidad, no puede hacer nada.

Y de repente, se dan cuenta…

El Espantapájaros es sumamente inteligente: durante el camino los ha sacado de todos los embrollos con sus ocurrencias, y gracias a su ingenio pudieron matar a la bruja.

El Hombre de hojalata tiene una profunda sensibilidad: mientras caminaban se la pasó llorando, abrazando, queriendo, sufriendo y emocionándose todo el tiempo.

El León, a pesar de los miedos, es valiente: enfrenta todas las situaciones dificultosas del camino. Se dan cuenta de que allí está el hecho de tener la fuerza y el coraje necesarios para actuar.

Es decir, se les solucionaron los problemas…, pero entonces Dorothy dice:

– Ah… muy bien, todo bien…, pero, ¿¡y yo qué!?, ¡¡porque en mi casa yo no estoy!!

Y el mago le contesta:

– Siempre podrías haber ido a tu casa, porque “en casa se está como en ningún sitio” …, y allí… de repente, como por un milagro de un sueño, Dorothy regresa y aparece en su casa.

Fin de la historia.

¿Cuál es el símbolo?

Condiciones sine qua non para «caminar» el símbolo:

1

Ser consciente de que la realidad por momentos puede parecernos gris. Como en la película “El día de la marmota”, sentimos que sólo se repiten las rutinas… Lo importante es detectar cuando estamos viendo de color gris, y recordar que la vida está llena de colores.

2

Puede que creamos que nuestra casita (nuestro ser) está ordenadita, acomodadita, todo controlado y, de repente, ¡el tornado…! Es la liberación de las cadenas… nos hace cuestionar: «¿dónde estoy?» Sin esta pregunta no empieza el camino, ni el cambio.

3

Cuando hay una pregunta y un cuestionamiento de nuestra realidad, emprendemos la búsqueda de retorno a «nuestra verdadera casa». Queremos salir de las falsedades y para eso debemos entrar en acción.

4

Al tener un objetivo, aparece el camino y nos ponemos en marcha. Comenzamos el proceso de introspección. «¿Quién soy?» «¿Cómo soy?» Reflexionamos sobre nuestras motivaciones, nuestros deseos profundos, nuestras actitudes. 

5

Por el camino de la búsqueda, nos encontramos con nuestras dimensiones: mental (Espantapájaros), emocional (Hombre de hojalata) y motivacional (León). Comenzamos a observar estas dimensiones, a hacerlas cada vez un poco más conscientes. Ya no estoy solo, con mi «idea del Yo», de lo que creo que soy, mi identificación.

6

Por el camino está la bruja: son los miedos, las inseguridades. No quieren que avancemos. Son esos pensamientos: “es una tontería”, “déjalo”, “no hay nada que hacer”, “cómo se te ocurre”, «mejor me quedo en lo conocido». Pero recordamos que no estamos solos: voy con el cerebro en búsqueda del cerebro, el corazón en búsqueda del corazón, y la acción en búsqueda de la acción. Reconozco que me acompañan en el camino. ¡Hay equipo! …que me puede dar estabilidad y coherencia.

7

Si no hay una idea previa de un deseo, no hay camino. El camino aparece porque hay un objetivo al que queremos llegar, y eso alimenta el motor para transitar el proceso.

El camino no debe ser arduo para que sea válido: es importante reír, disfrutar, jugar, equivocarse, caer y levantarse.

8

Nos damos cuenta de que el cerebro, el corazón y la voluntad están en su sitio. Al reconocer esas partes en nosotros, vemos que nuestro verdadero SER es quien «lidera» esas partes. Asumimos nuestra autoridad y liderazgo personal.

«La bruja» no existe porque ¡la he vencido! Puedo atravesar mis miedos e inseguridades. Llega la hora de la verdad.

9

La verdad es que el mago tampoco existe afuera. Resulta que, aquello que quería que hiciera el mago, ya lo he hecho yo mismo. El mago soy yo, el mago está dentro mío.

Conecto con mi sabiduría. Ahora puedo «saborear» mejor la vida. 

10

Entonces ahora sí, ya vuelvo a casa, mi esencia. Ahora que sé qué me compone, qué me acompaña, y qué he logrado trascender.

¿A dónde vuelvo? Vuelvo a la casita gris, pero ya no es tan gris, hay algún colorcito más. Es allí donde ocurren las cosas, por ahí pasa la vida y no por los mundos de un mago de Oz. Es mi casita, así como es, pero llena de potencialidades dentro de mí.

Simbología en la historia del mago de Oz
Extraído y adaptado al Eneagrama por Eneaunydos de la conferencia “Mitología, Simbología y Geometría Sagrada” de Jaime Buhigas.

¡Cada jueves compartimos una nueva reflexión!

Te dejamos aquí el acceso al episodio 3, donde hablamos de la simbología del Mago de Oz que describimos en la presente nota. Puedes vernos por Youtube o escucharnos por Spotify.

Episodio 3 | Jueves de reflexión

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