Las casualidades causales
No podría decir “todo comenzó…”, porque ahora tomo conciencia que lo que tengo para compartirte se venía gestando desde hacía algo más de un año. Fueron pequeñas piezas de un rompecabezas que se iban ensamblando. Lentamente, pero de manera segura y firme, confluyendo hacia una idea común, aglutinadora, centralizante, unificadora.
Puedo afirmar que este último tramo se desencadenó cuando comenzaba a leer el libro “La Dimensión Espiritual del Eneagrama” de Sandra Maitri, porque al llegar a la página N°4, me encontré con los siguientes párrafos que atribuye a George Ivanovich Gurdjieff:
“Hablando en general, debemos comprender que el Eneagrama es un símbolo universal. Todo conocimiento puede incluirse en el Eneagrama y puede interpretarse con la ayuda de éste.
En relación con ello, solo lo que un hombre es capaz de incluir en el Eneagrama, es lo que realmente sabe; o sea, comprende. No entiende lo que no puede incluir en el Eneagrama.
Para el hombre que es capaz de utilizarlo, el Eneagrama hace fútiles los libros y las bibliotecas. Todas las cosas pueden incluirse y leerse en el Eneagrama.
Un hombre puede estar completamente solo en el desierto, trazar el Eneagrama en la arena y leer en él las leyes eternas del universo. Y cada vez puede aprender algo nuevo, algo que antes desconocía…
El Eneagrama es el jeroglífico fundamental de un lenguaje universal que tiene tantos significados distintos como niveles de hombres existen…”
Cuando leí esto, pensé: indudablemente este hombre estaba más apasionado con el Eneagrama que yo. Y, para ser sincero, me pareció que exageraba.
Más tarde cambiaría de opinión. Entendí que él lo había comprobado…, y yo lo haría pocas horas después.
¿Coincidió? que, mientras leía este hermoso libro de Sandra, recibí el e-mail con la columna semanal, que ofrecía Servicios Koinonia, del teólogo y filósofo Leonardo Boff, al que me encontraba suscripto.
En esta ocasión se titulaba “Balance anual de lo micro: brotes en el desierto” (fechado 06/01/2013) y en su primer párrafo me encontré con lo siguiente:
“Desde San Agustín (“en cada hombre hay simultáneamente un Adán y un Cristo”), pasando por Abelardo (“Sic et non”), por Hegel y Marx, hasta llegar a Leandro Konder, sabemos que la realidad es dialéctica. Es decir, es contradictoria, porque los opuestos no se anulan, sino que se tensionan y conviven permanentemente, generando dinamismo en la historia. Esto no es un defecto de fabricación, sino la marca registrada de lo real. Nadie lo ha expresado mejor que el pobrecito de Asís al rezar: “donde haya odio que yo lleve amor, donde haya tinieblas que lleve la luz, donde haya error que lleve la verdad…”. No se trata de negar o de anular uno de los polos, sino de optar por uno, el luminoso, y reforzarlo hasta el punto de impedir que el otro, negativo, sea tan destructivo.”
No podía creer lo que estaba leyendo. La dualidad que planteaba Boff y su mención de San Francisco de Asís eran los dos ejes con los cuales había trabajado intensamente en mi espiritualidad en los últimos tiempos. Cada uno, en forma separada. Por ello sentí que Boff me convocaba a relacionarlos, ¡unirlos!.
En realidad, en lo que respecta a la dualidad, mi trabajo se había centrado en la tridimensionalidad como la manera de superar el conflicto que ella produce.
Dada mi eneatipo UNO (E1) del Eneagrama, la búsqueda de esa tridimensión respecto de la dualidad estuvo motivada por la necesidad (propia de mi eneatipo), de ver más allá de las «formas» y el detalle para poner mi energía en función del «fondo». Es decir, en función de lo importante, de algo más trascendente que quedarme atado a una dualidad, para buscar una tercera posición que me permita evolucionar.
Previamente, en otros de sus mensajes, Boff me había aportado algunas pautas sobre esa tridimensionalidad. Por ejemplo, en el mensaje del 31/08/2012 titulado “La dimensión de lo profundo: el espíritu y la espiritualidad” que lo iniciaba con la siguiente frase:
“El ser humano no posee solamente exterioridad, que es su expresión corporal. Ni solo interioridad, que es su universo psíquico interior. Está dotado también de profundidad, que es su dimensión espiritual.”
En el Eneagrama, esta frase se refleja en lo que en EneaUNYDOS hemos dado en llamar el “Triángulo Iniciático”: formado por la combinación de la energía del atributo NUEVE (A9) con la Relación de Simétricos del “SER” (A5-A4).
Esta relación es la «puerta de entrada al Eneagrama». Dada por las energías del punto A5 (capacidad de ver la realidad, asentirla y aceptarla – Exterioridad que evidencia nuestras posibilidades) y el punto A4 (capacidad de verse a uno mismo, asentirse y atenderse – Interioridad que evidencia nuestras capacidades), para poder dirigirnos al centro, a la profundidad.
Es decir que, todo trabajo espiritual comienza necesariamente por disponer de un tiempo de ocio para detenernos a recibir la luz aportada por el punto A9 (ESTAR), para conectarnos con nostros mismos y nuestrra realidad a través de la relación de simétricos A5-A4 (SER), para poder centrarnos.
Mucho antes de todo esto, mi inquietud había partido de lo que aprendí en cursos y conferencias de mi amigo Roberto A. Pérez y algunos libros de Eneagrama que había adquirido. Porque desde esos conocimientos venía trabajando y estudiando la dualidad y tridimensionalidad, llegando a algunas conclusiones que muy ajustadamente podrían resumirse en lo siguiente:
Considerando que entre las energías del Eneagrama ubicadas a un lado y el otro del símbolo se forman las «relaciones duales» (de simétricos, de complementarios y de afines), el punto A9, desde la parte central superior del símbolo, al no estar conectado con esas relaciones en forma directa, necesariamente funciona como “referente”, o mejor aún, un “anclaje” para dichas relaciones duales. Un anclaje que permite que esas relaciones no compensen o anulen sus energías opuestas, para que, trabajando con lo mejor de ambas, le aporten a la persona sus virtudes, evitando la negatividad o sombra.
Dicho de otro modo, mi hipótesis se basaba en que el punto A9 aporta la tridimensionalidad para lograr la armonía necesaria en las relaciones duales, favoreciendo la búsqueda del término medio relativo, ya que nos invita a “parar” para “estar” en el aquí y en el ahora en forma activa, imprescindible para lograr una conciencia despierta y en pos de mayor armonía.
En esta sucesión de pensamientos, recordé también un mantra que se practica llevando el dedo pulgar al índice, diciendo “abro” (con la mente), luego el dedo pulgar all mayor diciendo «entrego» (con la voluntad), luego el dedo pulgar al anular diciendo «confío» (con el corazón) y por último el dedo pulgar al meñique diciendo “agradezco” (con la vida).
Cada uno de los cuatro dedos a los que llega el pulgar aportando luz, representa a uno de los cuatro elementos de la naturaleza: en el índice el aire, en el mayor la tierra, en el anular el agua y en el meñique el fuego. Ponemos así luz a la mente, a la voluntad, al corazón y a la vida.
Trasladando esta idea al Eneagrama, se podría decir que tenemos en la mano las relaciones duales de complementarios, y que el punto A9 (paz), representado por el pulgar, pone luz a la relación de Orden (A1-A5) cuyo elemento es el aire (dedo índice), a la relación de Imagen (A3-A7) cuyo elemento es la tierra (dedo mayor), a la relación de Vínculos (A2-A6) cuyo elemento es el agua (dedo anular) y a la relación de Fuerza (A4-A8) cuyo elemento es el fuego (dedo meñique).
Esta oración también me confirmaba que los atributos opuestos complementarios que forman estas relaciones, se ven iluminados, y por lo tanto en armonía, cuando se alinean en el “estar”, en función de la paz representada por el A9.
La Comunión - Común unión
Encontrándome en estos pensamientos, fue que inmediatamente vibró en mí algo que Leonardo Boff no había escrito en su mensaje, y es que esa dualidad de San Francisco, que mencionaba en su texto, está, nada más y nada menos, que en función de ¡SER INSTRUMENTO DE LA PAZ! y es aquí donde, en la oración del santo, cierran todos estos conceptos, y me dieron la convicción de que George Ivanovich Gurdjieff ¡TENÍA RAZÓN!…
Milagrosamente, la bellísima oración universal de Francesco d’Assisi amalgamó esta lluvia de ideas y conceptos que paseaban por mi mente, mostrando su paralelismo con las energías del Eneagrama y confirmando mis ideas sobre las dualidades y el punto A9 como anclaje para buscar el término medio relativo en ellas.
Además, ponía de manifiesto las “siete” actitudes “alquímicas” que necesitamos practicar (según el simbolismo del número 7), las que incluyen a los centros operativos de la conciencia del Eneagrama y su triángulo, por un lado (coherencia); y a las relaciones de complementarios por el otro.
Oración de San Francisco de Asís desde el Eneagrama
Analizando desde el Eneagrama, la oración de “il poverello d’Assisi” (el pobrecillo de Asís) me encontré con lo siguiente:
a) La oración consta de dos partes bien definidas, la primera de ellas consta de “NUEVE” frases, cada una de ellas relacionada con un eneatipo:
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz - A9
Capacidad de estar y contemplar – Esta frase, aporta la tercera dimensión a las dualidades de la Oración indicadas por Leonardo Boff.
Importante: San Francisco no plantea la paz como parte de una dualidad. ¿Será porque la paz no tiene opuesto? La guerra o la turbulencia no son opuestos a la paz, son ausencia de paz (“estar en armonía»); la paz tampoco es cuantificable: no hay más o menos paz, ni tiene grados o escalas: no hay mayor o menor paz. La paz está o no está, propio del A9.
Siguiendo con la Oración nos encontramos con las dualidades que se resuelven en función de la paz:
- Donde haya odio, ponga yo amor: A2 – Capacidad de abrirse afectivamente y amar.
- Donde haya ofensa, ponga yo perdón: A8 – Capacidad de poner límites (a la ira) y decidir (actitud de perdonar/me).
- Donde haya discordia, ponga yo unión: A1 – Capacidad de orden y organización (para esa unión o UNIDAD).
- Donde haya error, ponga yo verdad: A3 – Capacidad de acción y logro (sin caer en mentiras y apariencias).
- Donde haya duda, ponga yo la fe: A6 – Capacidad de colaborar y sostener (se sostiene a sí misma desde una espiritualidad profunda / en las Ideas Santas = Fe).
- Donde haya angustia, ponga yo esperanza: A4 – Capacidad creativa y de introspección (salir de la angustia con la creatividad y “crear” esperanza).
- Donde haya tinieblas, ponga yo la luz: A5 – Capacidad de observación y reflexión (que ilumina).
- Donde haya tristeza ponga yo alegría: A7 – Capacidad de relajarse y disfrutar (alegría existencial).
b) La segunda parte de la Oración continúa con las actitudes para lograr esa paz mediante la armonía:
Que no busque tanto:
- Ser consolado, como consolar
- Ser comprendido, como comprender
- Ser amado, como amar
Porque:
- Dando, se recibe
- Olvidándose, se encuentra
- Perdonando, se es perdonado
- Muriendo, se resucita a la Vida Eterna
Son las siete actitudes“perfectas” para lograr armonía.
(número 7 = perfección)
Además, observando que estas actitudes están ordenadas dentro de la oración en dos grupos, me llevaron a las siguientes conclusiones:
b- 1) Centros Operativos de la Conciencia:
Las tres primeras actitudes se reflejan en los Centros Operativos de la Conciencia del Eneagrama:
- Ser consolado, como consolar: Tiene que ver con la acción – Área visceral del Eneagrama.
- Ser comprendido, como comprender: Tiene que ver con la mente – Área del pensamiento del Eneagrama.
- Ser amado, como amar: Tiene que ver con la sensibilidad – Área del corazón del Eneagrama.
Es necesario que la persona pueda equilibrar los atributos de los tres centros operativos de su personalidad para lograr armonía estable; de allí la importancia del análisis de esta tríada en los Eneagramas y también de la triangulación de los atributos predominantes por área, para comprender el funcionamiento predominante de su conciencia.
Entonces, para mejorar la armonía y de esa manera “ser y estar” coherente y sano, se necesita vivir la tridimensionalidad.
Y aquí cabe retornar al legado de Gurdjieff, mediante una de sus frases que encontré en el libro “Estudios sobre el Eneagrama” de J. G. Bennett (pág. 22):
“La triplicidad es una de las leyes sagradas y cósmicas fundamentales”.
Por lo tanto, estas actitudes deben trabajar juntas, y cada una en función de las dos restantes para lograr coherencia y paz (interior y exterior).
Si en el Triángulo de la Conciencia aplicamos el concepto de bidimensionalidad, se producen las tres formas de la incoherencia: pienso y siento, pero me paralizo y no actúo; o pienso y actúo, pero sin considerar los sentimientos; o siento y actúo, pero sin pensar en las consecuencias.
Si en el Triángulo de la Conciencia aplicamos el concepto de la unidimensionalidad, se producen las tres formas en que se desarrollan las patologías: pienso, sin considerar sentimientos (míos ni de los demás) y además me paralizo y no actúo; o actúo sin pensar en consecuencias y sin considerar sentimientos (míos o de los demás); o si me enrollo en lo que siento, sin pensar o reflexionar, ni actúo para salir de ese estado.
b- 2) Anclaje y relaciones de complementarios:
La primera frase de la oración representa el punto de anclaje y, las cuatro últimas, las relaciones de atributos complementarios:
Haz de mí un instrumento de tu paz: ser instrumento implica luchar por la paz, no quedarse en la pasividad que duerme – A9.
Dando se recibe: aprender a relacionarnos en un plano de igualdad – Relación de vínculos (A2-A6)).
Olvidándose se encuentra: desprendiéndose de lo trivial se llega a lo esencial – Relación de orden (A1-A5).
Perdonando se es perdonado: Ir primero a la profundidad para lograr respuestas de la realidad – Relación de imagen (A3-A7).
Muriendo se resucita a la vida eterna: morir a los mandatos del ego y llegar a ser “generadores de vida” – Relación de fuerza (A4-A8).
Conclusión final
No es posible afirmar que San Francisco conociera el Eneagrama.
Entonces me pregunto ¿será que el mismo espíritu que se refleja en el Eneagrama, también estaba instalado en su sabiduría?
Podemos comprender que las enseñanzas y las explicaciones desde el Eneagrama que Gurdjieff nos pone de manifiesto en el texto citado por Sandra, así como los dictados de esta hermosa oración de Francisco de Asís, que trasciende cualquier religión (tal como lo expresa la imagen de la estatua de San Francisco ubicada en la entrada al “Eremo delle Carcieri – Assisi” – Ermita de los Carceleros – Asís), como muchísimos caminos espirituales y psicológicos, confluyen a un UNICO destino (léase unidad, más que unicidad), y así, todos ellos nos regalan una vez más el urgente mensaje sagrado del amor incondicional:
“Tenemos que reconocernos en aquello donde somos UNO, buscar en la diferencia el complemento y dejar atrás lo que nos separa, nos aleja, nos enfrenta o divide”.
Entonces aquí es posible dar un pasito más en la reflexión sobre por qué Gurdjieff nos dice que
“Todo conocimiento puede incluirse en el Eneagrama y puede interpretarse con la ayuda de éste”.
Porque esta afirmación se puede comprender simplemente si pensamos que todo forma parte de la UNIDAD; y dado que el Eneagrama nos explica la UNIDAD y cómo retornar a ella, todo lo que forma la UNIDAD puede explicarse desde el Eneagrama.
Si no hay nada que no forme parte del TODO o UNIDAD o UNIVERSO, entonces nada queda fuera del Eneagrama.
Si observamos el símbolo del Eneagrama veremos que explica que:
- La Unidad (el Universo que contiene todo), está representada por el círculo.
- La materialización de todo lo que existe provocada por el big bang está representada por el hexagrama irregular: La Unidad (UNO), o Totalidad, es dividida por un movimiento perfecto de alquimia o magia (SIETE): 1/7 = 0.142857142857142857…. Número periódico que describe la energía física.
- La Pérdida de la conciencia de Unidad provocados por el big bang está representada por el triángulo: la Unidad (UNO), dividida por la conciencia – principio, medio y fin (TRES) (1/3 = 0.3333…), describe la energía psíquica.
El retorno a la UNIDAD mediante el camino inverso o Evolución o big crunch:
- 7-5-8-2-4-1 lleva a la evolución a los eneatipos E1, E2. E4, E5, E7 y E8 para tender a la UNIDAD.
- 0.333…+ 0.333… = 0.666…y 0.333…+ 0.333…+ 0.333… = 0.999 –>1 lleva a la evolución los eneatipos E3, E6 y E9 para tender a la UNIDAD.
Así como la alteración está simbolizada por un número periódico, la evolución también es cíclica; y, tal como lo explica la antropóloga chilena Patricia May, en la evolución se combinan el movimiento circular propio de los ciclos, más un comportamiento lineal correspondiente a la elevación de la conciencia mediante los aprendizajes. La resultante es un crecimiento en forma espiralada.
Estos movimientos son ciclos continuos de alteraciones y evoluciones con el objetivo del crecimiento y dirección de la conciencia colectiva hacia un estadio superior de retorno a la UNIDAD…
¡Bendiciones!
Orlando Alfonso
Córdoba, 10 de enero de 2013