¿Qué son las frecuencias solfeggio?
“Solfeggio” (solfeo) es la vocalización de tonos en una escala de música, también llamado “solfa” o sílaba.
La música, originalmente, no se desarrolló tal como la entendemos hoy, simplemente para disfrutar en los oídos; sino que se dirigía a ser entendida por el oído interno, para el alma.
Las frecuencias solfeggio eran cantadas por monjes en el contexto de los orígenes del canto gregoriano, como así también en sánscrito en la India antigua. Se les atribuía la facultad de sanación y/o transformación, tanto de quienes las ejecutaban, como de quienes las escuchaban.
El conocimiento de estas frecuencias se perdió alrededor del 1050 d.C., pues su efecto preocupó tanto a las jerarquías eclesiásticas católicas que las prohibieron, para recuperarse recién en la década de 1970.
Se dice que el Dr. Joseph Puleo redescubrió estos sonidos por revelación divina. Encontró que estas frecuencias (hercios) aparecían codificadas en el capítulo 7, versículos 12 al 89 del “Libro de los Números” de la Biblia, descifrando seis patrones matemáticos.
El primer patrón se obtiene por reducción pitagórica del número de versículo que indica cada día (el primer día… el segundo día…). El segundo patrón se obtiene por reducción de los versículos que señalan la primera ofrenda. El tercero, por reducción del versículo que indica la segunda ofrenda…y así sucesivamente hasta completar las seis.
En un estudio posterior, se llega a otras tres frecuencias más, según lo revela el Dr. Leonard G. Horowitz en el libro “Códigos de Curación para el Apocalipsis Biológico” publicado en el año 1999.
Exponernos a estas frecuencias por sonidos que escuchamos, o bien por cantarlos, hace vibrar nuestro cuerpo a un nivel sumamente elevado que permite estabilizarnos.
Las seis frecuencias originales provienen del famoso himno medieval “UT QUEANT LAXIS” escrito por el monje benedictino friulano Pablo el Diácono en el siglo VIII d.C., para la fiesta de nacimiento de San Juan Bautista, en el cual, en cada una de las primeras sílabas de cada palabra con la que comienza cada línea de este himno, los cantores les daban la entonación que después fueron llamadas las frecuencias de solfeggio, y ellas dieron los nombres a las notas musicales.
Estas primeras sílabas tenían la característica de que cada una estaba en un tono superior a la que le precedía y además con la posibilidad de ser cantada con facilidad.
Las frases de este himno, en latín, que los monjes cantaban “a capella” son:
UT qüeant laxis 1 – UT – (396 Hz) (luego cambiado por DO)
Resonare fibris 2 – RE – (417 Hz)
Mira gestorum 3 – MI – (528 Hz)
Famuli tuorum 4 – FA – (639 Hz)
Solve pollute 5 – SOL – (741 Hz)
Labii reatum 6 – LA – (852 Hz)
Sancte Ioannes 7 – luego se agregó la nota SI (iniciales del santo)
En español, esta estrofa significa:
UT qüeant laxis: Para que puedan
Resonare fibris: resonar a pleno pulmón
Mira gestorum: los milagros
Famuli tuorum: estos siervos tuyos
Solve reatum: disuelve las faltas
Labii reatum: de nuestros labios impuros
Sancte Ioannes; San Juan
Utilidad de las frecuencias solfeggio
Existen algunas terapias que utilizan las frecuencias para sus tratamientos. Por ejemplo, los cuencos tibetanos, que son instrumentos que ayudan a establecer una vibración saludable en todo nuestro organismo, tanto a nivel físico, mental o psicológico, emocional y espiritual.
Veamos qué efectos se creen vinculados a cada frecuencia:
UT – 396 Hz: Libera lo negativo y traumas, trascendiendo la culpa y el miedo, para realizar objetivos y aspiraciones. Crea un campo de energía pránico magnético muy fuerte.
RE – 417 Hz: Elimina situaciones problemáticas y facilita el cambio positivo, liberando la confusión y ordenando la mente. Elimina patrones emocionales negativos.
Mi – 528 Hz: Permite transformaciones y milagros, libera de tristeza y resentimiento, amplía el corazón para sentir puro amor, irradiando curación en el cuerpo. Es la frecuencia usada por los ingenieros y bioquímicos genetistas para reparar las estructuras del ADN roto.
FA – 639 Hz: Fomenta amor y unidad, la conexión y las relaciones interpersonales, sincroniza el interior entre mente intuitiva y racional, consciente y subconsciente.
SOL – 741 Hz: Despierta la intuición y la iluminación, produce limpieza mental, desintoxicación de células y solución de problemas.
LA – 852 Hz: Permite la conexión con la conciencia espiritual, limpiando y ordenando flujos de pensamiento. Activa la glándula pineal.
963 Hz: Ayuda a volver a la verdadera naturaleza, la unidad, conectando con la luz y el espíritu, devuelve los sistemas al estado original de perfección. Cuando se aplica a una célula, activa su iluminación y la transforma a un nivel superior.
174 Hz: Es un anestésico natural, reduce o elimina el dolor energético, físico y cármico, dando a los órganos una sensación de seguridad y amor, motivándolos a dar lo mejor.
285 Hz: Modifica los campos de energía y restauración orgánica, permitiendo el rejuvenecimiento celular y la cura de las heridas y tejidos dañados de manera física, emocional o cármica.
Frecuencias solfeggio y el agua
El Dr. Masaru Emoto, examinó cristales de agua al congelarse, con el entendimiento de que el amor y la gratitud tienen un poderoso impacto en la apariencia de las moléculas.
Según sus conclusiones, el agua responde rápidamente a la energía positiva para purificarse. Como nuestro cuerpo está formado mayormente por agua, sus moléculas también resonarán en armonía con la frecuencia solfeggio, vibrando con amor y purificación.
Nuestro cuerpo tiene su propia resultante vibracional por las condiciones del medio, la realidad y nuestra manera propia de percibirla, lo que sentimos, pensamos y actuamos. Como consecuencia, se encuentra en permanente búsqueda de equilibrio.
Lamentablemente, en general vivimos en un sistema totalmente desbalanceado. Esto es algo realmente serio, porque la vida desequilibrada nos lleva a padecer enfermedades, depresiones, alteraciones, que realmente no tendríamos que sufrir, pues estamos aquí para disfrutar la vida.
Afinación musical y frecuencias solfeggio
La nota de referencia para la afinación musical ha ido cambiando a lo largo de la historia. Hoy la música se afina en la nota LA a 440/442 Hz, lamentablemente nos hemos separando de la frecuencia original UT de 396 Hz, que no es el Do que se utiliza actualmente, que está más cerca de 528 HZ equivalente al Mi de las frecuencias solfeggio.
Las frecuencias solfeggio y el Eneagrama
Geométricamente, el mandala de las frecuencias solfeggio coincide con el “Eneagrama de la UNIDAD”.
Cada frecuencia consta de un número de tres dígitos. El dígito central se corresponde con los atributos de los puntos y los dígitos laterales con los atributos de las líneas que parten de cada punto en el Eneagrama de la UNIDAD.
Si se realiza la reducción pitagórica de las frecuencias, obtenemos:
3+9+6 = 18; 1+8 = 9
4+1+7 = 12; 1+2 = 3
5+2+8 = 15; 1+5 = 6
6+3+9 = 18; 1+8 = 9
7+4+1 = 12; 1+2 = 3
8+5+2 = 15; 1+5 = 6
9+6+3 = 18; 1+8 = 9
1+7+4 = 12; 1+2 = 3
2+8+5 = 15; 1+5 = 6
Se obtiene la secuencia 9->3->6->9…
Místicos y grandes científicos de todos los tiempos han destacado la importancia de los números nueve, seis y tres, incluido Nikola Tesla, que afirmó:
“Cuando tengamos conocimiento de lo que realmente significan los números 3, 6 y 9 tendremos la llave del universo”.
En el Eneagrama de la Dualidad, el triángulo de la conciencia, o energía psíquica (A3-A6-A9) se complementa con el hexagrama de la energía física creativa (A1-A7-A5-A8-A2-A4).
Obsérvese que al describir la utilidad de las frecuencias solfeggio, se observa que están íntimamente relacionadas con los atributos del Eneagrama correspondientes a los números de unidades de frecuencias (Hz). Por ejemplo, la utilidad de UT (frecuencia 396 HZ) se corresponde con la luz de los atributos A9, A6 y A3 del Eneagrama.
El Eneagrama de Dualidad está “abierto” en la relación de simétricos de SER formada por los atributos A5 y A4 (puerta de entrada), mientras que el Eneagrama de la UNIDAD, coincidente con el mandala geométrico de estas frecuencias, está “cerrado” (tres triángulos equiláteros).
Podríamos considerar la existencia de un movimiento de “apertura y cierre” del Eneagrama pasando de la dualidad a la UNIDAD y viceversa.
Cuando nos conectamos con el Todo, sabiendo que somos parte inseparable del mismo, estamos en la UNIDAD. Cuando el SER se abre al “yo” (A4) separado de la “realidad” (A5), salimos del Eneagrama de la UNIDAD y pasamos al Eneagrama de la Dualidad.
El triángulo iniciático nos invita a trascender esa dualidad, ESTAR (A9) y SER (A5-A4) para conectarnos con el camino de retorno a la UNIDAD.
Estos pórticos A5 y A4 tienen sus bisagras en los atributos A2 y A7 que además de “servir” y “animar”, forman la relación de simétricos de COMUNICAR. Ambos tienden al contacto, a compartir:
A2 abierto al mundo emocional de los otros: escucha, empatía. A7 abierto a los goces sensibles: habla, simpatía.
A su vez, las bisagras A2 y A7 de nuestros pórticos están sujetas en dos energías fuertes: A1 y A8, que actuarían como marco, dintel o pilares.
Para elevar la conciencia, el Eneagrama “abre” la relación de SER por los atributos A4 y A5, sujetos a la relación de COMUNICAR, que nos sugiere introspección y reflexión sin encerrarnos en nosotros mismos.
Si bien las repuestas las encontraremos en nuestro interior, es una invitación a “escuchar/nos” y a “hablar/nos”, enmarcada en nuestras acciones (relación de simétricos de HACER), con la toma de decisiones y determinación de sanos límites (A8) y ordenada hacia nuestros propósitos de vida (A1).
El Eneagrama se abre en un movimiento flexible, invitándonos a entrar con confianza pues nos recibe el ESTAR en paz y armonía (A9), que a la vez nos invita hacia movimientos de procesos circulares que haremos en nuestros viajes por la vida.
Hay también momentos en que el Eneagrama se cierra, en un estado de perfección, de aprendizaje, de elevación de la conciencia, de contemplación, de plenitud, para luego volver a “abrir la puerta para ir a jugar”, el juego de la VIDA.