Francesco
San Francisco de Asís nació entre 1181 y 1182. Es un santo italiano, diácono fundador en la Edad Media de la reconocida Orden Franciscana.
Fue hijo de un rico comerciante citadino en la localidad de Asís. Su nombre original fue Giovanni di Pietro Bernardone, pero al regresar de la guerra de las cruzadas desde Francia a Italia, fue llamado Francesco (el francesito) por la gente de su pueblo, dada su contextura física pequeña.
Cambio interior
La terrible experiencia de estar en la guerra de las cruzadas le generó una transformación interior muy grande. Al regresar, renunció a todas sus posesiones. Comenzó a dedicarse a asistir a los más pobres, viviendo desde la austeridad y la simple vida religiosa.
"Milagro de Navidad"
Cuentan que Francisco, en la Navidad de 1223, estaba débil y enfermo. Pensando que tal vez aquella sería su última Navidad en la tierra, quiso celebrarla de una manera distinta y muy especial. Tuvo una idea y se la contó a su amigo Juan Velita.
Juan era el dueño de un pequeño bosque en las montañas de Greccio. En estas montañas Francisco había visto una cuevita que le pareció similar a la gruta donde nació Jesús, en los campos de Belén. Él mismo había conocido la gruta hacía poco en su viaje a Tierra Santa.
Francisco propuso a su amigo hacer allí un “pesebre vivo” y en secreto prepararon una sorpresa para los habitantes del pueblo…
Entre algunos vecinos escogieron a quienes representaron a María, a José y los pastores con la promesa de guardar el secreto. Con textos del Evangelio de San Lucas prepararon la puesta en escena del nacimiento. ¡Hasta un hermoso bebé representó al niño Jesús!
También cuentan que la noche de Navidad, cuando las familias estaban reunidas en sus casas, las campanas de la iglesia empezaron a tocar solas, como si hubiera una celebración especial. El párroco del pueblo no les había dicho que fueran a celebrar la «Misa de Gallo», de la medianoche de Navidad.
Sorprendidos y alborotados, los habitantes de Greccio salieron de sus casas a ver qué pasaba y vieron a Francisco quien desde la montaña los llamaba y los invitaba a subir adonde él estaba.
Alumbrándose con antorchas en la fría y oscura noche, fueron al lugar y al llegar, admirados cayeron de rodillas viendo algo que nunca habían pensado. Era como si el tiempo hubiera retrocedido muchos años y estuvieran en Belén, celebrando la primera Navidad de la historia: María tenía a Jesús en sus brazos y José, muy entusiasmado conversaba con un grupo de animados pastores quienes admiraban con amor y fe al niño recién nacido.
Tres años más tarde, el 3 de octubre de 1226 Francisco de Asís murió y legó esta hermosa tradición de hacer el pesebre viviente.
Más allá de toda frontera
Francisco pregonaba la hermandad con todo y con todos: “hermano sol, hermana luna, hermano lobo, hermana muerte…”
Figura que trasciende al propio cristianismo, se constituye en modelo para la humanidad toda, invitándonos a la búsqueda de la hermandad universal.